lunes, 9 de febrero de 2009

A la mierda vuestra compasión

La pobreza, la muerte y la destrucción

Yo no puedo sentir lo que siente el «otro». Puedo sufrir o alegrarme por él, pero no puedo experimentar su propio sufrimiento de forma integra, porque es un objeto completamente ajeno a mi existencia. La pobreza, la miseria, la riqueza o la opulencia son factores ajenos a mi realidad, palabras completamente exentas de sentido. Vosotros decís: «reunid oro y plata y entonces serás rico» o «usad harapos, dormid en las calles, careced de posesiones materiales y entonces serás pobre». Yo os digo: «vivid en base a los demás, tomad lo que desees de los demás, volved a vuestra existencia una patética herramienta de los demás y entonces serás pobre» o «sed un egoísta, vivid por ti, satisfaced tu sed y tu hambre alimentándote de la naturaleza, sed creador y criatura al mismo tiempo, abrazad a la soledad y entonces serás rico». Yo no puedo sentir tu sufrimiento porque mi percepción se limita a ver y a sentir lo que pueda beneficiarme o perjudicarme a mí y a nadie más.

La muerte de otro ser que no sea Yo, no me perjudica directa o indirectamente porque he alcanzado a la verdadera libertad. Un ser noble y libre no puede seguir rodeado de cadenas familiares, espirituales y sentimentales que no hacen otra cosa más que limitar sus habilidades y mermar su libertad. La muerte del «otro», es un acontecimiento absolutamente normal, y su importancia depende del beneficio o perjuicio que aquel acontecimiento pueda causar sobre Mí, sobre el individuo egoísta. De esta forma, vosotros decís: «noble es quien sacrifica su vida en favor de los demás, quien abandona todo por su familia y amigos». Yo os digo: «noble es quien ve desfilar a los cadáveres de sus familiares sin derramar una sola lágrima».

La destrucción es depuración. El mundo esta superpoblado, sin embargo vuestras mujeres repiten al verbo «parir» en la escritura de su nefasta biografía una y otra vez. Si un humano nace se convierte automáticamente en mi enemigo, porque los dos luchamos por obtener los bienes que nos son necesarios, y porque los dos necesitamos un número determinado de recursos para sobrevivir. Es la crudeza de la realidad que nos ha tocado vivir, pero no por eso hemos de pedir y lamentarnos durante la eternidad. Yo me levantare y caminare sin compañía alguna. Se que no necesito a nadie mas que a mí, y que los hombres cobardes, nacidos para la servidumbre, encontraran suficientes razones para luchar por los inútiles gaznápiros que los rodean, mientras que yo intentaré destruirlos. Y si la multitud intentase devorarme, que se trague también los explosivos y las armas que rodean la furiosa y desenfrenada voluntad de vivir por Mí y para Mí.

El joven antisistema


Aqui presento un fragmento de la respuesta a una asquerosa y degradante revista socialista de mí país:


¿El sistema? Sí, aquel perverso que no hace otra cosa mas que oprimir al pueblo, destrozar las esperanzas del proletariado, explotar a la clase trabajadora, bla, bla, bla.

Cantando viejas canciones leninistas, sentados en el parque coreando “hasta siempre comandante”, o refugiados en un austero edificio jugando a los guerrilleros. Ellos son los jóvenes antisistema. Pero, ¿cómo definir su comportamiento? Bueno, el joven antisistema antes que nada carece de importancia como individuo, es decir, su vida no tiene valor hasta que pueda convertirse en masa siguiendo el tortuoso y peligroso camino de la alienación política. El individuo como activista de izquierda o como anarquista no existe, ni existirá. Para poder luchar contra la “opresión suprema” primero se debe oprimir las capacidades y talentos individuales, limitar la libertad individual, decapitar al ser. Uno debe renunciar a sí mismo, arrodillarse ante la causa social, aniquilar su libertad por la libertad del pueblo. El pensamiento puro y único de cada persona se ve mermado, destrozado, mutilado. La literatura ha sido bien utilizada por los teólogos rojos y negros que motivaron al joven antisistema, pues ellos demostraron que “nada es sagrado” excepto la libertad del pueblo, la igualdad, la paz, la fraternidad, y un sinnúmero de sacrosantos preceptos más. Preceptos y leyes más sagradas que las que con su fina e implacable filosofía lograron desmantelar.


¿Ha sido el pueblo quien los ha llamado? No, ustedes han venido por su propia voluntad, por su propio ego, por su propia vanidad. ¿O es que ustedes piensan que aquellos escritos tan “acertados”, contribuyen objetivamente a mejorar la calidad de vida de la clase trabajadora? Pues si lo creen, el fanatismo o simplemente una excesiva confianza en los talentos y capacidades de cada uno de los miembros de su organización los ha cegado. Y el menoscabo de las capacidades visuales dentro de la lucha de clases puede llegar a ser fatal. Si uno no ve bien, puede llegar a confundir fácilmente a un solemne burgués con un hediento mendigo. Y eso sería absolutamente inaceptable para un revolucionario, pues, acabaría por dedicarle sus esfuerzos a un explotador, en lugar de bautizar cada uno de sus escritos en honor a los miles de campesinos que diariamente soportan los miserables infortunios que el malvado capitalismo vierte sobre ellos. ¿Pero, si son miserables, no necesitan comida? Y ustedes les regalan revistas. ¡Que estupidez! Debería darles vergüenza, pues se burlan de su sufrimiento. ¿Y, si son extremadamente pobres, no necesitan posada? Y ustedes les regalan estrellas rojas, hoces y martillos, mofándose de su estado y usándolos continuamente para adquirir notoriedad. Pues yo no creo en ustedes, porque creo en mí. Y sepa el mundo que el comportamiento del joven antisistema no es mas que otro rasgo característico de la hipocresía humana, que de forma inconciente u conciente, intenta convencer al patético vulgo, pretendiendo transformarlos a todos en fieles, feligreses, activistas revolucionarios o charlatanes obedientes que pese a sus “enormes diferencias”, que no son mas que sutiles semejanzas, terminan siendo lo mismo: serviles esclavos de una ideología estéril.


jueves, 4 de diciembre de 2008

Alabado sea Dios

A mi parecer, nada es peor que la patética esperanza denotada en los gestos complacientes de los católicos, de los teístas.
Solamente observad a aquella anciana que vive enmarañada entre lamentos y peticiones, que vive arrodillada. Una mujer agotada que se la pasa clamando eternamente por la piedad y misericordia de su gran señor invisible.
Contemplad a los clérigos, mirad detenidamente sus gestos y expresiones falsas. Ellos, como todos, saben que en la casa de dios se prohíbe decir la verdad, se prohíbe pensar, se prohíbe dudar.
Seguid los pasos vacilantes de las hembras sacrosantas, que disfrazadas marchan hacia el convento. Su rostro es el reflejo de la degradación mental, de la decadencia intelectual. Sus labios, resecos y arrugados, representan la negación de los sentidos, la indiferencia hacia los impulsos, la antipatía para con las hormonas y sus efectos.
Escuchad al infame orador, que ruborizado miente a vuestras crías en la catequesis. Y después, aquellos pobres niños, con su mente abarrotada de mandamientos y evangelios muertos, ingieren la hostia servilmente.
Burlaos irónicamente, cuando los jóvenes cristianos intercambian miradas lujuriosas en la casa del señor. Sí, mientras el nazareno yace en la cruz -desangrado y demacrado- , vuestros jóvenes liberan su mente y elaboran detalladas fantasías sexuales cargadas de sudor y placer.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

El profesor

Hoy había cubierto su hediento cuerpo con un suéter naranja, y se había recortado el cabello que brota de su disforme cráneo. La luz natural se combinaba con el espectro artificial de los focos para resaltar las grasientas características de su rostro, me producía náuseas. Inició su perorata lleno de optimismo, como si hubiese ingerido varios estupefacientes estimulantes, y parecia que nada podía detenerlo excepto su propia humanidad tan repulsiva como su falsa filosofía, tan inútil como sus conocimientos, tan asquerosa como su vida misma.

Su voz estaba compuesta de varias notas irregulares y discordantes, que a manera de ratas rabiosas atacaban la armonía que envuelve al silencio. Él creía que sus enseñanzas estaban cargadas de lógica, de verdad, de pureza intelectual.

Cada vez que abría su gran boca para parlotear, iniciaba indicando y resaltando la ignorancia de los presentes, posicionándose en la cima de la pirámide, y terminando cada frase como si hubiese resumido la historia del mundo en aquel siniestro conjunto de detestables sonidos.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Franz Schubert


Octet for clarinet, horn, bassoon & strings in F major, D. 803 (Op. posth. 166)


Composed by Franz Schubertcon Cleveland Octet, Erich A. Eichhorn, Judy Berman, Richard King, Bryan Dumm, Ronald Phillips, Scott Haigh, Theodore Johnson, Edward Ormond.


Solitario, magnífico compositor.


Sublimes sonidos, que intentan ser exlicados vanamente por nuestras palabras.
Escuchad:


http://www.mediafire.com/?dijxv1zptwc

miércoles, 29 de octubre de 2008

Nace, crece y se desarrolla en escenarios hostiles a la humanidad

el YO contra el nosotros


Así como la plusvalia no le cuesta nada al capitalista, Mí energía no les cuesta nada a los demás que logran beneficiarse de ella y explotarla para lograra su máximo beneficio.


¿Que ser prioriza el bienestar común?


Aquel que carece de razón evolutiva. El ser humano ha sido facilmente definido como sociable y politizable.Nada mas repulsivo.


¿No podéis destrozar conceptos, que como este son considerados como muy "sagrados", como reglas generales?


Claro, que puedo, Yo puedo y Tú puedes. La deconstrucción de los falsos conceptos preconcebidos solamente puede gestarse en el interior del individuo, en Mi y en Ti. Nadie puede relizar este trabajo en mi nombre ni en tu nombre.


El objetivo del egoísta es determinarse a sí mismo, y de esa manera ser creador y creatura al mismo tiempo.

jueves, 23 de octubre de 2008

Ser o no ser



Shaekspeare: ¿Que mas vislumbras, en la oscuridad de la lejanía, alla en el abismo del tiempo?


Belzeebub: ¿Cómo?, ¿acaso podéis ver algo?


Shaekspeare: Mis ojos fueron festín de los gusanos, y mi corazón banquete de las hormigas.


Belzeebub:Pues debes saber que tus ojos putrefactos, no volverán a ver jamás.


Shaekspeare: Sí lo sé, es por eso que de rodillas te imploro que me digas algo, cualquier cosa acerca del horizonte que se presenta ante tu saludable mirar. Un solo vestigio que sirva de alimento a mi imaginación y de confiable sustento a mis sueños.


Belzeebub: Tus lamentos han causado un grave dolor en mi interior, y habiendome alimentado yo de tus letras, te brindaré sin recelo alguno mi humilde testimonio acerca del mundo que ya no puedes ver.


Shaekspeare:Te lo agradezco, no podría seguir caminando en la oscuridad de mi interior. He perdido mis recuerdos.Las belleza de las mujeres cual rosa en primavera, su delicadeza cual fina tela, sus largos cabellos dotados de hermosos colores. ¡Oh, como desearía tener debajo de mi frente aquellas esferas tan valiosas!


Belzeebub: Hablas como si pudieses ver.


Shaekspeare:Querido amigo, debo decirte que la estructura anatomica de las mujeres, la descripción que tan ilusionado te he brindado, se ha distorcionado adquiriendo extrañas formas, dando vida a seres extraños, disformes, de facciones irregulares,monstrousos.


Belzeebub: Tu descripción ha podido conmoverme, tus deseos turbarme y tu tristeza agoviarme. Pero gracias a ella he podido determinar la dimensión del vacío en tu interior.


Shaekspeare: ¿Entonces podéis decirme algo sobre las mujeres de tu mundo?


Belzeebub: Tus recuerdos han perecido. Las mujeres y los hombres han perdido su nobleza, el humano es un ser repugnante. Las mujeres no son mas que rameras, y los hombres sus esclavos. Su mente esta abarrotada de partículas dimutas sedientas de sexo, y no piensan en otra cosa. La naturaleza esta muriendo, las flores y los campos elíseos que conociste ya no existen. Grandes masas humanas en forma de monstruo han poblado la tierra, y aquel monstruo avanza devorando todo como un virus terminal. La belleza es una prostituta sucia y arapienta que se alimeta de desechos tóxicos. Los niños viven conectados a cajas negras pequeñas y grandes, sin las cuales su vida se extinguiría. Los animales son asesinados cruelmente por seres metálicos, y colocados en pequeñas latas. ¡La vida ha muerto!


Shaekspeare: No se como he logrado hablarte, pero ya no quiero escucharte. No he dudado de ninguna de las palabras que ferozmente pronunciaste, lo he creído todo. Estoy destrozado, consternado, asombrado y desilusionado, pero ahora puedo bajar felizmente al sepulcro, pues cuando la vida es peor que la muerte, ser o no ser ya no es un dilema.


Belzeebub: No he recibido condecoración alguna que sea equiparable a escuchar tus palabras, debo agradecerle al destino.


Shaekspeare: Yo debo agradecerte, pero tambien debo partir, un largo camino me espera, la terrible oscuridad es ahora el sendero de la paz y de la eternidad.


Belzeebub: Adios... y hasta pronto.